No me quedó de otras mas que comprar en una de estas tiendas grandes. Andaba yo en un centro comercial ubicado en algún lugar de la República Mexicana. Cuando metía en una bolsa de plástico la última naranja, llamó mi atención la prensencia de un hombre de al rededor de 60 años de edad, quien pesaba un jitomate en la báscula que estaba junto a la que yo usaba.
Después de pesar el jitomate, se quitó la cachucha que llevaba puesta y lo devolvió al anquel de donde lo sacó. Entonces cogió un puñado no muy nutrido de chiles serranos. Los pesó. No le quedó de otra que regresarlos al anaquel. Finalmente, pesó una cebolla no muy grande, que estaba como a 6 pesos el kilo. Con la cebolla en la mano se dirigió a la zona de cajas y lo vi salir (depués de seguirlo discretamente) sin nadamás que gran tristeza, quiza ambre y su comidad del día, una cebolla.
La verdad se me "hizo un hoyo" en el pecho y percibí claramente que la pobreza, el abandono y la opresión son el signo de la vida política, social y económica que vive nuestro país. Signo que apareció desde que el sueño noliberal encantó a la clase política mexicana que usurpa el poder desde que tengo memoria.
La opresión y la pobreza que aquejan todos los días a las familias mexicanas son debastadoras y poco a poco, han mermado el ánimo y la esperanza de muchos. La falta de esperanza engendra violencia y esto es el peligro más cierto que enfrenta nuestro pueblo.
Sin embargo, no se debe olvidar que hasta que la noche se pone muy oscura es que se pueden ver las estrellas. No se debe de olvidar que ningún cambio drástico en la existencia de una persona o una sociead ocurren sin la presencia de condiciones muy adversas. La dureza de la vida es lo que, querámoslo o no, nos obliga a cambiar.
El sueño neoliberal impuesto a punta de cabronasos al mundo por los semidioses que gobiernan el mundo (entiendase los poderes occidentales en América y Europa) ha forjado las formas de vida y conviviencia en planeta. Muy pocos se salvan de la dictadura que determina quien tiene éxito y quien no. Quienes cabe en la sociedad y quienes no. Quienes tienen derechos y quienes no. Que se debe de enseñar y que no. Quienes son individuos y quienes no lo son. Viva el individualismo, viva el egoismo.
Y así, como ovejas pastoreadas por el lobo, seguimos sin reaccionar a la envestida del opresor. Esta es la realidad de los hechos que muestran nuestra incapacidad para cuestionar las premisas que rigen nuestros actos. La infuelncia neoliberal es la ensencia de la dureza y tragedia que enfrentamos la mayoría de los seres humanos.
Que hacer para cambiar esta situación adversa? Como erradicar el cancer que ha carcomido los principios de la convivencia armoniosa? En mi opinión algunas repuestas se pueden encontrar, ni más ni menos que en las campañas épicas de Napleón Bonaparte. Tenemos que avergiguar:
Como le dieron en la torre a Napoleón? o la "batalla de Moscu" (hasta la siguiente contribución.
Tuesday, January 20, 2009
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